17.12.09

Otra vez, no le digas a nadie.

Y dije que era como estar en el éxtasis de lo voluble.

Hoy fue mucho más que diferente, pude conocer escombros de su ser con cada uno de sus movimientos, quietos, inquietos, espontáneos. Instantes que experimentaron sensación de ser minutos, besos contados que quisieron ser más que muchos y sobretodo un par de lágrimas sólidas, lágrimas que bebían y lágrimas que querían puchos.

Me gustaría volver al momento en el que mi mano tocaba su piel, sabio momento, claro que fui llamada pobre por el viento, porque solo tenía sed de sentir sus manos junto a mí. Más que algo normal, debe ser natural, el sentirse tan bien cuando dos se atan a ese acto que sufre el sentimiento de agria y placentera felicidad, el saber que de día, juntas también pueden estar.