19.6.10

Quien no le puso el nombre, fue más importante de lo que hubiese creído.

Creo que nunca hubo un día tan desafiante para Bartolomeo Ólmipus Desdeiré como el 02 de Noviembre de año 2008.
Quién hubiera dicho que en la misma calle, en el mismo barrio y en el mismo país estaría su hermano gemelo.
Leopoldo Umazán Ferqués fue arrancado de los brazos de su madre luego del nacimiento, la cara oculta del poder lo reportó como muerto para cubrir la muerte de otro bebé, heredero a varios millones de dólares de la mafia más grande habida en su cauteloso país.

No solo en Bagdad suceden estas cosas, inclusive, suceden todos los días frente a nuestras propias sucias caras. La verdad es que de no haber sido rico Leopoldo Umazán Ferqués, hubieran estado ambos en la misma situación de robar y matar a cambio de dinero, el fin justifica los medios, dicen.

Ludovica Tamames Gutiérrez ya tenía listo el nombre de su primogénita, lo raro es que ella nunca deseó una. Ella, era hija de padres huérfanos ambos, qué coincidencia, coincidencia también que hubiera aparecido en la tienda de platería en la que Leopoldo Umazán Ferqués realizaba su misteriosa y cotidiana operación "terobolacajita". Este entraba pidiendo limosna a la vendedora, sacaba un arma y silenciosamente y con sutileza se llevaba el dinero de la pequeña caja de ventas.
Nadie dice que uno debe de estar en su casa todo el día, la verdad es que es ilógico que andemos pensando en que se nos va a aparecer la Coincidencia en persona.

Ludovica Tamames Gutiérrez entró con el propósito de pedir la limosna que Leopoldo Umazán Ferqués supuestamente quería, y pues claro que lo que quería era dinero, dinero sin consentimiento de nadie.
Ella era una muchacha joven. Cuando vio a la viejita de la tienda temblando de pavor no tuvo otra reacción que gritar "¡Fuego!". Leopoldo, asustado, dirigió el arma hacia la vendedora y le disparó. Para salir de la tienda necesitaba pasar por sobre Ludovica así que no tuvo otra opción que molerla a balas también.

Leopoldo Umazán Ferqués salió corriendo de la joyería, dobló la esquina y se percató de que aquel hombre de la basura, el mendigo de la cuadra, lo estaba persiguiendo y vaya que tenía buen físico.

En el acto, Leopoldo chocó estrepitosamente contra Bartolomeo Ólmipus Desdeiré. Ambos, se quedaron anonadados con el parecido que hallaron entre ellos, es así que el señor de la basura golpeó fuertemente a Bartolomeo (por equivocación) y cuando lo hubo tumbado y dejado inconciente, llamó a la policía pues ya el otro hombre había largado.

Es posible que de no haber muerto Ludovica y Plácida Ocampo Torres, la cajera, mi vida hubiera sido de lo menos triste.

Luego de que encarcelaron a Bartolomeo Ólmipus Desdeiré, mi esposo, padre de 8 niños, no volví a presenciar otro cuerpo de varón desnudo, esto, porque a mi esposo le soy y seré fiel hasta que el cosmos decida que en cuanto a mí concierne, sea feliz.

No hubo más abrazos desesperados, ya no nos pudimos abrazar el corazón. Era aterrante el abrazo de tres que me acompaña desde ese oscuro día en la cárcel de Puajní; él, la reja y yo.
Hay días en los que la coincidencia se muestra como la mejor compañera de travesuras de ácida piel, días en los que decir gracias no basta y en los que un te quiero no quiere significar más que un solamente te amaré desde mis adentros. Pero hay sueños como este en los que solo existe un tipo de coincidencia, la coincidencia de morir y seguir viviendo, de sonreír y no estar sintiendo.

Ayer se probó que Bartolomeo Ólmipus Desdeiré no fue el asaltante de aquella joyería. Hoy 20 de Junio del año 2010, faltando nada más que un mes para su liberación, puedo decir que he vuelto a sentir como lo hacía antes de aquel día. Siento mariposas en la panza, no tengo ganas de comer porque ya se me ha inundado el pecho de besos guardados, yo solamente espero que cuando él esté aquí, nos vivamos como ya lo hemos hecho con la mirada en ese cuarto gris que a pesar de frío, volvimos al color de carne y deseo. Y uno tome la mano del otro, en un afán de ceder-ceder, en un deseo de ganar-ganar, pero no ganar más que a nosotros mismos, y después de encontrarnos en esa discrepancia de almas gemelas, besemos heridas que ya queremos y empezamos a ignorar.


Porque una imagen desplaza a otra, un beso suyo/mío desplazará todas mis/sus heridas y con un grito en carne viva te amaré.

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