O: Estás mal.
A: Sí ya sé.
O: Debo saberlo, dime qué pasa.
A: Está bien, te contaré.
Cuando era niña, mi vida era relativamente feliz. Tenía algunos problemas pero nada que me hiciera triste. Hace dos años yo...
O: Dime qué pasó hace dos años.
A: Hace dos años yo fui violada…
Un día fui a la casa de un amigo, él me caía bien, era buena gente. Me invitó un vaso con agua y después de eso…
O: Después de eso…
A: Yo recuerdo pocas cosas, en mi estado poco lúcido veía caras. Veía como jugaban con mi cuerpo, me cortaban, me pegaban, me seguían violando y maltratando. De pronto desperté, estaba en una cama absolutamente desnuda. Tenía las manos y los pies amarrados a los extremos de la cama. Yo no supe qué hacer, solté un grito, se acercó a mí un encapuchado y con la parte de atrás de un arma, me golpeó la cabeza y me desmayé. Recobré la lucidez y cuando desperté estaba en un lugar oscuro, completamente oscuro, olía muy mal.
Decidí tomar valor y ponerme de pie, mi cabeza golpeó algo y sí, estaba en un tacho de basura.
O: Oye yo… si hubiera sabido…
A: Regresé a mi casa, mi mami había viajado por dos meses, nadie sabría nada. Yo, como una persona fuerte decidí olvidar todo y callar. Así pasaron los días, pasó un mes y yo estaba sola.
O: Pero estaba yo…
A: No, estaba sola. Uno de esos días sonó el timbre, era aquel chico, el de la casa. Le dije que no me volviera a buscar y él, me dejó una nota que decía:
“Hazte una prueba, no tuvieron cuidado contigo”. Yo no entendía hasta que reaccioné, fui corriendo a la farmacia, pedí tres pruebas, las tres dieron positivo.
Luego lo llamé, le dije que había dado positivo entonces me dijo que iría a mi casa, me daría los nombres y yo podría denunciarlos, pero no fue así.
Me tapó la boca y me durmió, cuando desperté estaba en un hospital.
O: Entonces fue verdad lo que me dijiste… no fue una broma como pensé.
A: El hospital estaba sucio, yo tenía un dolor muy profundo, y sabía lo que pasaba, me habían echo abortar. Había considerado que era la única esperanza de mi vida, lo había considerado como algo bueno, el poder tener alguien dentro de mí, pero habían acabado con esa razón de vivir.
Permanecí tres días en ese hospital, no había nadie, sólo un enfermero que me traía la comida. Yo a él le hacía muchas preguntas pero nunca me respondió ninguna.
Al tercer día el mismo enfermero me sacó del hospital, me pidió un taxi y lo pagó.
Cuando llegué a casa aun tenía mucho dolor, me bañé porque tenía el cuerpo lleno de sangre, era una clínica muy poco profesional, clandestina.
No volví a ver nunca a ninguno de los tipos, cuando llegó mi mami de viaje decidí contarle la verdad, fuimos a la clínica, entramos y nos negaron que ahí se practicasen abortos. Exigimos rotundamente el cadáver de mi bebé, vi a aquel enfermero quien me dijo “sólo guardamos fotos de descuartizados, ni siquiera se logra ver bien”. Denunciamos al centro, lo intervinieron y hoy esas personas están en la cárcel y mi hijo, muerto.
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